En nuestra primera entrada de ELLAS DEFINEN, queremos abordar una palabra que se ha vuelto central en la conversación sobre igualdad: empoderamiento. Pero ¿qué significa realmente empoderarse? Para entenderlo mejor, hemos hablado con tres mujeres de ámbitos muy distintos a compartir su visión sobre el concepto EMPODERAMIENTO.
Y es que el empoderamiento no es un término que tenga una única definición, es algo que se hace evidente cuando escuchamos a mujeres como Onintze Amezaga Bilbao (quien fue responsable de Igualdad de Cruz Roja Bizkaia, Concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Gatika y miembro del Consejo de Dirección de Emakunde), Begoña San Miguel Alzola (Gerente de Industrias Oja Rem y Presidenta de FVEM) y Amaia Domingo Bollada (quien fue Directora del Área de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao). Cada una, desde su experiencia y contexto, nos ofrece una interpretación única de lo que significa empoderarse.
Para algunas, el empoderamiento es un proceso profundamente personal. Es un viaje hacia la autonomía y la libertad individual, donde el desafío es liberarse de las limitaciones que históricamente han restringido a las mujeres. Es la capacidad de tomar decisiones sin que estas se vean influenciadas por el género, un acto de reafirmación personal en cada ámbito de la vida.
Por otro lado, también ven el empoderamiento desde una óptica más colectiva y combativa. Se convierte así en una herramienta fundamental para luchar contra las desigualdades estructurales que enfrentan las mujeres en la sociedad. Es un acto de rechazo a las normas y expectativas que se nos imponen y un llamado a construir nuestras propias reglas y valores. Este enfoque subraya la importancia del empoderamiento como un medio para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria, pero también como un recordatorio de que aún queda mucho por hacer.
Finalmente, también existe una perspectiva que ve el empoderamiento como un proceso de revalorización de la identidad de las mujeres. Aquí, el enfoque está en reconocer y legitimar nuestras competencias, habilidades y valores como mujeres. Es una forma de desafiar el patriarcado no sólo desde la acción, sino desde la autoafirmación y la defensa de nuestra posición en el mundo.
Lo que estas tres perspectivas tienen en común, es la comprensión de que el empoderamiento no es algo que se otorga, sino que se construye y se vive. Es un proceso dinámico, personal y colectivo, que toma diferentes formas dependiendo de quién lo experimente y en qué contexto se dé.
Estas son las definiciones que han compartido con nosotras:
